En la mayoría de las ocasiones, creemos que somos capaces de sobreponernos y adaptarnos a cambios drásticos en nuestras vidas. Sólo decidimos buscar ayuda profesional cuando consideramos, después de un modo prudencial, que no lo estamos llevando bien.
Desde la experiencia, hemos recopilado una serie de situaciones en los que es recomendable ir a terapia:
- Divorcios, tanto para los adultos como para los niños/as, si los hubiera.
- Si después de 6 meses de la pérdida de un ser importante en nuestra vida, no ha habido una adecuada adaptación a la nueva situación, es decir, estamos casi como al principio.
- Hechos violentos (agresiones, ambientes hostiles…).
- Accidentes que nos incapacitan, incluso de manera leve o moderada.
- Cambios en el entorno social, que suponen un gran vuelco respecto a lo que estamos acostumbrados.