¿Cómo afronta un Psicólogo su cáncer?
Hoy escribo algo muy personal no sin muchas dudas sobre si compartirlo públicamente o no. Hace exactamente un mes recibí una noticia que me dio en la cara como si fuera un bate de béisbol y que ha sido la responsable de que no haya escrito nada más en el blog desde entonces.
Las palabras de la médico fueron exactamente: “Lo siento mucho, es cáncer”
Cinco palabras que han puesto patas arriba todo mi mundo y el de mi familia.
“Ahora hay que hacer más pruebas, un estudio de extensión… hasta entonces, no sabremos nada mas”
Desde entonces todo ha ido muy deprisa. La primera semana, mientras esperábamos las pruebas y los resultados, mi pareja y yo hemos estado destrozados emocionalmente. Lo peor en nuestro caso ha sido el desconocimiento, la falta de datos a los que aferrarnos.
Antes de continuar, quiero dejar claro que nosotros confiamos al 100% en la ciencia, en el método científico y en la medicina basada en la evidencia (como no podía ser de otra manera y como demuestro cada día en mi propia práctica clínica).
Tenemos claro que si algo me puede salvar la vida es la ciencia, no el comer unas plantas determinadas, tomar pastillas de agua con azúcar, chupar un limón, oler un extracto de flores, alinear mis chacras, bailar a la luz de la luna en taparrabos al son de sonajeros o cualquier otra patochada. Así que si esperas algo de eso en este artículo, mejor deja de leer.
Volviendo a lo anterior, la falta de información nos hacía mucho daño a mi pareja y a mí, y el juez interno que todos tenemos en nuestra mente auguraba siempre lo peor (y de vez en cuando sigue haciéndolo).
Lloramos, lloramos mucho. Nos queremos, nos queremos mucho.
Los resultados han ido llegando y todo parece indicar que mi cáncer se puede operar (aunque la auténtica extensión se verá en la misma intervención) y después vendrán meses duros de lucha y de quimioterapia.
He ido hablando con mis pacientes, preparándoles para la situación ya que, evidentemente, tras la operación debo tomarme unas vacaciones.
Las respuestas han sido todas de cariño, afecto y preocupación sincera. Ellos me preguntaban y yo respondía abiertamente. Algunos, si no muchos, colegas de profesión me criticarán por esto, ya que el terapeuta debe ser impermeable, alguien en quien el paciente ha de poder proyectar lo que lleva dentro.
A todas esas críticas solo tengo esta respuesta: lean el maravilloso libro “El don de la terapia” de uno de los más grandes terapeutas de la actualidad, Irvin Yalom o busquen el concepto de “encuentro” en psicoterapia del filósofo Martin Buber y del Psiquiatra Jacob L. Moreno.
Pero me estoy desviando del tema. Al hablar con mis pacientes una de ellas me hizo la pregunta que me ha llevado a escribir estas líneas, «¿Cómo afronta un Psicólogo una cosa así?»
Es una excelente pregunta, a la que solo puedo responder de una manera; como una persona.
Muchas veces ante una situación así que te cambia la vida intentamos hacernos los fuertes, de hecho ese es el mensaje que he recibido muy a menudo desde hace un mes, “se fuerte”, “no tengas miedo”… mensaje que muchas veces responde a un auto-mensaje. Me explico, quien me dice que sea fuerte o que no tenga miedo, no me lo dice a mí (metafóricamente hablando), se lo dice a si mismo/a para calmar la ansiedad o el miedo que le ha generado la noticia.
Pero me estoy yendo por las ramas otra vez (mis pacientes ya saben que esto me pasa mucho y me lo perdonan amablemente). Cuando decía que solo puedo responder como una persona me refiero a que no puedo hacer otra cosa que sentir aquellas emociones que me ha generado esta situación.
En estas semanas he sentido miedo (mucho), rabia, tristeza (mucha también), culpa por no haber hecho esto o aquello (o por haberlo hecho). Las he dejado desbordarse en las dos primeras semanas con lo que, poco a poco, se han ido estabilizando mutando en una extraña calma (con altibajos) y prisa por la operación que puede salvarme la vida.
¿Cómo he integrado esas emociones?, de tres maneras:
- Hablando abiertamente y compartiendo con mi pareja y ella conmigo (indispensable).
- Creando un grupo de apoyo en whatsapp con familiares y amigos donde comparto mis emociones y me nutro de la vida y las infinitas muestras de cariño que me dan.
- Escribiendo un diario a modo de válvula de escape donde apunto los pasos que vamos dando, las pruebas médicas y resultados, y expreso mis emociones una vez más.
El objetivo está siendo mantener mis emociones, todas, en un nivel manejable y, cuando se han desbordado, no asustarme por ellas.
No está mal sentir miedo, culpa, desesperación, rabia… e incluso no es malo que se desborden eliminando el exceso de energía frente a una situación como esta para poder luego rearmarme y poder afrontar esto con fuerza.
Yo me retiro temporalmente y se quedan al mando en la consulta profesionales MUY competentes, seguimos abiertos.
El próximo día 2 de junio a las 9 de la mañana me operan. Hablamos luego.
Óscar.
3 comentarios
Pingback: ¿Cómo afronta un Psicólogo su cáncer? parte 2
Loli
25 mayo 2016 at 07:44
Pues yo te agradezco que hayas hecho público tus sentimientos porque, seguro, todos aprenderemos de ellos.
Yo también creo que la ciencia salva vidas, pero también el positivismo y las ganas de continuar. Así que… ¡a por ello! Aquí estamos contigo y tu familia, no hace falta decirlo.
Nos queda mucho que hacer, Oscar. Ya te puedes recuperar pronto… 😉
juanjo
25 mayo 2016 at 06:23
Curación
Asegurada
Necesariamente
Cuando
Enfermo
Resiste
Comentarios cerrados.